Como cada año se acerca el 8M, con él los mensajes en redes sociales, whatsapp, correo electrónico, cualquier medio es bueno para hacer llegar el flyer que nos convoca a múltiples eventos, charlas, “movidas” que van a contribuir a alcanzar lo que todavía parece un sueño, romper la distancia que nos separa de la igualdad, porque nos guste o no todavía nos separa un océano.
Somos más de la mitad de la población mundial, somos creadoras de vida, somos luchadoras, trabajadoras, inteligentes, activas, somos más de lo que se nos exige, porque esta sociedad machista, arcaica, patriarcal y retrógrada nos exige más para poder ser iguales y ahí estamos nosotras, las mujeres, dándolo todo. Llenamos calles, plazas, pintamos las ciudades de morado, callamos, gritamos, cantamos y exigimos nuestros derechos, EXIGIMOS PORQUE TENEMOS DERECHO A EXIGIR porque ni siquiera se nos conceden si no los peleamos. De la misma forma que si no hablamos de las desigualdades, éstas no existen, porque este sistema machista, rancio y patriarcal vive acomodado en su bienestar y de lo que no se habla no existe y si se habla que se haga poco y pase pronto.
Si hay algo que no vamos a hacer es hablar poco, luchar poco o reivindicar poco. Vamos a hablar y mucho, vamos a exigir y mucho y vamos a luchar y mucho. Ahora, debemos ser conscientes que las generaciones deben unirse, que esta lucha feminista no tiene una edad establecida y que aquí no hay quien manda y quien obedece. Unas aportamos unas cosas, experiencia, saber, organización y otras aportamos otras cosas, experiencia, saber, organización y todas juntas conseguimos objetivos. Esto es así nos guste o no.
El feminismo ha conseguido muchísimas cosas que nuestras jóvenes desconocen porque ellas nacieron con esos derechos adquiridos, desconocen la lucha a muerte que hubo que llevar a cabo para conseguir poder trabajar fuera de casa, sacar dinero en un banco como ejemplos, pero ese mismo feminismo debe entender también que las luchas de nuestras hijas, de nuestras nietas, de nuestras hermanas pequeñas son otras y, aunque están íntimamente ligadas, debemos estar con, por y para ellas también.
Ya en sí mismo, el sistema político actual nos está dividiendo porque ya se sabe, divide y vencerás. Por un lado estarían las feministas de la época socialista que tienen más edad y por otro las feministas de unidas podemos que tienen menos edad y por tanto unos objetivos completamente dispares, porque su feminismo, su yo-mujer en el mundo se ha encontrado con unas barreras distintas, aunque también se ha encontrado con las mismas de antaño que no están completamente superadas. Las violaciones se han cometido desde siempre, ahí está la hemeroteca e incluso el cine para ver que esto es real. Sin embargo, ahora, a través de las redes sociales las noticias corren como la pólvora por lo que la prensa puede evitar e ignorar mucho menos o casi nada las noticias que no se quieren dar.
La pederastia lleva siglos, no es algo nuevo, lo nuevo es que se denuncie y se visibilice, pero no es de nueva era. Los abortos clandestinos se hacían no hace demasiado tiempo, quién no conoce a la prima o a la vecina que viajó a Londres, sitio elegido por excelencia. Los asesinatos machistas llevamos sufriéndolos toda la vida, antes se publicaban en periódicos como “El caso”, como un tema de sociedad y siempre desde la extravagancia, desde la literatura negra.
Los arrancamientos de los hijos e hijas llevamos décadas sufriéndolos, unas veces porque las hijas de familia de buena posición se enredaban en el cine con su novio también de buena posición y había que borrar ese error para que las familias no perdieran su estatus, otras porque el amor no conoce fronteras y la hija del labrador se enamoraba del señorito y el señorito a veces sí y a veces no se enamoraba de ella y también había que ocultar ese “error” y otras porque en una sociedad donde imperaba la sumisión y digo sumisión a la iglesia católica, una buena obra era robar el hijo o la hija a una pobre de solemnidad para hacer feliz a la familia adinerada y con ello lavar su culpa habiendo llevado a cabo una obra de caridad impagable.
Todo esto, todo lo que he recogido lleva años sucediendo. Si bien hemos alcanzado algunas máximas como mujeres, otras se quedaron en el camino porque tenemos que reconocer que en algún momento se bajaron las manos, se dejó de pelear y ése fue el gran fracaso. El machismo no va a desaparecer nunca, sólo va a transformarse, irá adaptando sus tentáculos para que no se perciban, pero no va a desaparecer puesto que es la base mundial donde se sustenta todo y ese todo será difícil romperlo.
Levantarse cada mañana siendo mujer fue difícil, es difícil y será difícil pero cada vez es menos difícil si todas empujamos para que así sea. La lucha feminista no es un trono, no es un trofeo que unas ganan y otras no, la lucha feminista es pasional, se siente o no se siente, pero no se consigue como un diploma ni como carrera universitaria y tampoco está ligada a las carreras universitarias. Ser mujer ya en sí es arriesgado, cuando menos ser mujer y feminista y eso las mujeres tenemos que interiorizarlo, no hay escalas de lucha feminista ni de feminismos. Dar paso no significa aceptarlo todo, claro que no, pero el feminismo es tan diverso como distintas somos y todo confluye en lo mismo, la disparidad de derechos, la invisibilización de las mujeres a lo largo de la historia, la vulneración de nuestros derechos por el hecho de ser mujer hasta el extremo que nos asesinan por ello.
Se les olvida a muchos colectivos feministas que las mujeres somos madres, muchas lo somos porque así lo decidimos, porque quisimos ser madres. Y muchas de nosotras, las madres, estamos viviendo infiernos. Sin embargo, muy pocos colectivos se hacen eco de estos ataques violentos, machistas y fundamentados en el abuso de poder así como en la todavía creencia de que todas somos Eva, la de Adán, aquélla que le dio a probar la manzana y acabó con su inocencia varonil. Pero quién no conoce hoy una vecina, una prima, una amiga que no está sufriendo la violencia institucional patriarcal en toda su magnitud. Y es que hoy, cuando una mujer da el paso de divorciarse y tiene hijos e hijas o denuncia malos tratos hacia ella o hacia sus hijos e hijas es acusada de manipuladora, de falsear testimonios, de querer salir beneficiada de ese divorcio a cualquier precio, porque en el sistema, ése que se sustenta de machismo y se nutre de patriarcado, seguimos siendo la Eva de Adán.
Y hoy, que gracias a nuestras compañeras feministas podemos romper con relaciones tóxicas ya que lucharon hasta la extenuación por la ley del divorcio, por la ley integral de violencia de género, una de las herramientas más poderosas y dañinas del machismo es el arrancamiento de los hijos e hijas en nombre del inexistente sap.
La prostitución, los vientres de alquiler, las leyes trans, los techos de cristal, la desigualdad salarial, todo éso nos atraviesa evidentemente, pero nos están asesinando y arrancando a los hijos e hijas. La extrema gravedad de lo que está sucediendo no es casual, que las mujeres sufran el arrancamiento de sus hijos e hijas y se les aísle de ellos sin saber cuándo volverán a verlos, que les asesinen en régimen de visitas o en periodos de custodia compartida es tan grave como los asesinatos machistas de las mujeres.
Y esto está sucediendo y no son casos aislados. Y las sentencias las están fallando mujeres. Y el inexistente sap lo están invocando mujeres. Y la Fiscalía que ni está ni se la espera son mujeres. Y los puntos de encuentro familiar están sustentados por mujeres. Y las trabajadoras sociales la mayoría son mujeres. Y ésto no puede seguir así.
Yo me pregunto, todas esas mujeres profesionales que empujáis a las mujeres madres al abismo, a la infancia a ser asesinada a sangre fría por quien nuestro ordenamiento social llama progenitor o padre, que llenáis informes sin medir las consecuencias provocando el horror y el desastre más extremo, ¿vais a salir a la calle el día 8? ¿reivindicando qué? ¿la abolición de la prostitución? ¿o quizá vais a llegar hasta el extremo de la máxima falsedad que vais a reivindicar que los maltratadores no tengan contacto con sus hijos e hijas?
Esto, esto tan grave y tan irracional es lo que el feminismo tiene que revisar y empezar a negar espacios a quienes sabemos que no reivindican nada y sólo buscan una foto. Empecemos por situarnos, organizarnos y peleemos desde adentro, desde las entrañas, para conseguir ser más de la mitad con los mismos derechos.