Leído el último artículo “Notas para pensar y hacer políticas feministas hoy” de Beatriz Gimeno, directora del Instituto de la Mujer, creo conveniente decir lo siguiente:
Gimeno parte de una premisa falsa y relata una confrontación inexistente entre feministas a favor o en contra de los derechos de las personas trans.
Los derechos de las personas transexuales han de ser reconocidos, protegidos y garantizados como los de cualquier ser humano y esto cualquier feminista lo tiene claro. A lo que las feministas nos oponemos es a la creación de estados jurídicos determinados construidos sobre la vulneración de los derechos de las mujeres. Las feministas llevamos años explicando las implicaciones de las leyes de identidad. Gimeno obvia deliberadamente nuestros análisis para catalogarnos falazmente como contrarias al reconocimiento de derechos de colectivos discriminados. Es preocupante que quien ostenta un cargo público, asociado además a la defensa de los derechos de las mujeres, participe de las acusaciones falsas a feministas que propician el acoso y hostigamiento diario a que muchas nos enfrentamos.
Gimeno hace una tibia crítica a la teoría queer para afirmar que no la comparte, pero lo cierto es que las leyes de identidad que defiende introducen en el ordenamiento jurídico la errada y perjudicial conceptualización queer sobre el sistema sexo-género que choca frontalmente
con lo conceptualizado y desarrollado por la teoría feminista.
Por último, decir que Gimeno habla de un «abolicionismo no punitivista». Me pregunto si esto implica la renuncia a una propuesta clásica abolicionista como es la sanción administrativa (en algunos casos, penal) al putero.
Se queja de la virulencia del debate, pero si alguien lo convierte en hirsuto y deshonesto es quien miente sobre lo que una de las partes defendemos. Ella lo ha hecho. Le propongo que obedezca a su deber y de verdad empiece a escucharnos a las feministas.
