En estos meses de confinamiento por el Covid he leído, analizado y puesto en común con un grupo de feministas del Club de lectura “Ellas también escribieron la historia” el libro de Christine de Pizzan La Ciudad de las Damas, escrito en 1405, Christine era escritora, poeta y filósofa y con esta obra se suma e interviene en la llamada querella femenina medieval, o Querella de las Mujeres, este debate filosófico, político y literario que se desarrolló en Europa durante parte de la Edad Media y hasta la Revolución Francesa en el que muchos trataron de demostrar la «inferioridad natural» de las mujeres y la «superioridad natural» de los hombres, se puede decir que hoy sigue estando de actualidad.
En el debate se distinguieron dos movimientos: uno de carácter social (protagonizado por mujeres), donde se denuncia la falta de oportunidades en la historia que han tenido las mujeres, la violencia que sufren por el hecho de ser mujeres, pero también se pone en valor que a pesar de las dificultades en la formación y los recursos de todo tipo, las mujeres siempre han participado en los logros en la historia de la humanidad y otro, de contenido académico (protagonizado por hombres), donde no paraban de criticar y devaluar toda la actividad intelectual o cultural de las mujeres.
“Tanto el círculo familiar de Christine como el de la corte de Francia obedecen a un espíritu crítico, destaca la autora de la Ciudad de las Damas porque analiza la realidad de la situación de las mujeres con libre examen y basado en la experiencia, rasgos de modernidad que brillan en varios pasajes del texto, donde Christine reivindica la experiencia que de su propio cuerpo tienen las mujeres para contrarrestar el discurso misógino que sostiene la autoridad masculina, como en el caso de las doctrinas eclesiásticas y de los tratados médicos”, nos cuenta de ella Francoise Autrand, historiadora del siglo XV.
Su padre fue un gran sabio y filósofo, no pensaba que las mujeres por dedicarse a la ciencia fueran a valer menos. La madre de Christine, descendiente de una familia culta en cambio creía que sería mejor para su futuro como esposa la dedicación de su hija a las tareas del hogar en claro contraste con su padre, que fomenta e impulsa a la niña hacia el estudio.
Hay que decir que Christine comenzó su carrera escribiendo baladas para llorar a su esposo y que luego le vino la afición y compuso obras más largas, siendo la primera escritora profesional de la historia, escribe para ganarse la vida en la corte, pero hay algo más que irrumpe en su vida, un nuevo impulso político que aparece en esta época en el campo de las letras y que lleva a entrar en liza con otros escritores del siglo XV. Se trata de un cambio de estatus intelectual y de discurso literario. Christine, como otros escritores coetáneos, en particular Alain Chartier, deja el lirismo personal de las baladas para situarse en el plano de la reflexión y abarcar temas de dimensión tan universal como la condición femenina, la historia de las mujeres o el poder político; inquietudes que llevarán a la autora a interpelar al príncipe y a discurrir sobre la situación del reino, sugiriendo remedios a los males de tan agitada época, tan parecida a la nuestra ya que en aquel momento campaba por Europa otra pandemia global, la peste, que hizo que perdiera a su padre y a su marido, y la obligo a ganarse la vida para sacar adelante a sus tres hijos/as y a su madre.
En la actualidad la agenda feminista o la querella de las mujeres está abierta sobre importantes temas como son el cese de la explotación del cuerpo de las mujeres con la abolición de la prostitución, de los vientres de alquiler, de la pornografía y el final de la trata, es decir la lucha contra el neoliberalismo sexual como diría la profesora Ana de Miguel. A esta agenda se ha sumado todo el conglomerado de la teoría Queer con su propuesta de la abolición del sexo que no del género, que es lo que viene demandando desde hace años el movimiento feminista, la desaparición de los estereotipos de género.
Unido a estos problemas que tienen una propuesta política y jurídica polémica y que ha causado mucho debate y enfrentamiento entre el movimiento feminista, nos encontramos las mujeres con la realidad diaria de compaginar trabajo asalariado con el trabajo del cuidado sin salario, con una legislación que no ha previsto en esta crisis del Covid ni la carga económica ni emocional que supone el cuidado para las mujeres, compaginar cuidado y trabajo en casa, sin que haya corresponsabilidad en el cuidado hace que este caiga mayoritariamente sobre las mujeres produciendo una injusticia social, política y jurídica similar a la que han vivido las mujeres durante siglos.
Espero que como le ocurrió a Christine de Pizzan en el siglo XV esta turbulenta época que estamos viviendo a largo plazo genere claridad a las cuestiones importantes y respuestas legales y cotidianas en la mejora de la vida de todas las mujeres.