El 24 de marzo de este año, más de un centenar de mujeres publicamos un llamamiento con el objetivo de crear una asociación política feminista.
Lógicamente, fuimos y somos interpeladas:
- ¿Una organización política feminista? ¿Y para qué?
- ¿Una organización política feminista? ¿estáis seguras de que esa es una forma de lucha eficaz?
- ¿Otra organización política feminista más? ¿Por qué?
Yo quisiera responder -en nombre propio, aclaro- a algunas de estas interrogantes.
Como explicamos en nuestro llamamiento https://docs.google.com/forms/d/e/1FAIpQLSeSFNP8oXaKfL2MEHW936jkVGPOAwFCrqzCUZ4wQwPG9OVLVA/viewform
las firmantes iniciales (y las 1500 que posteriormente se han adherido) recordamos de nuevo -pues parece que muchos aún no lo saben- que las mujeres somos más de la mitad de la población. Los partidos, sin embargo, no se toman en serio las opresiones estructurales que padecemos ni atienden nuestras reivindicaciones. Nos utilizan, eso sí, a fin de conseguir votos; a veces, nos usan como ariete en las pugnas entre ellos; algunos llegan tan lejos y son tan soeces que apelan al “feminismo” (en fin, a los feminismos”) para justificar políticas totalmente misóginas, patriarcales y agresivas (tales como la prostitución o los vientres de alquiler) …
Constatamos que, desde que se promulgaron las leyes contra la violencia hacia las mujeres y la de igualdad (hace 16 y 13 años, respectivamente) no se han atacado ni minado los fundamentos de nuestra desigualdad y/o paliado sus nefastas consecuencias.
Y por eso, cuando llegaron “los nuestros” al gobierno (“los nuestros” en sentido muy amplio), nos sentimos esperanzadas.
Pero, año y pico más tarde, nuestro desengaño, nuestra tristeza (yo diría incluso que nuestro asombro al comprobar que no solo no nos favorecen, sino que dinamitan algunas de nuestras conquistas) se ha convertido en indignación. Pero no queremos resignarnos ni convertir nuestra cólera en frustración.
Muchas de las que comparten este análisis que acabo de exponer, no comprenden, sin embargo, que por qué creamos una organización.
Consideran más eficaz y productivo luchar por nuestra causa común desde dentro de los partidos. Respetamos, por supuesto, sus opciones.
Otras insisten en preguntarnos: “Pero ¿por qué crear un partido nuevo en vez de militar en uno de los dos partidos feministas ya existentes?”. Pues sencillamente porque no nos satisfacen. Con el Partido Feminista y con Iniciativa Feminista, compartimos los fundamentos de la teoría feminista. Sabemos que nuestros objetivos son comunes.
Pero nosotras buscamos formas organizativas diferentes, queremos un partido con estructuras muy participativas y con implantación militante muy ligada a los problemas cotidianos de las mujeres en todos los órdenes de la vida. Interpelamos a aquellas feministas que, por diversas razones, no militan en los partidos existentes, ya sean partidos de “izquierdas” o feministas y no porque no los conozcan sino, porque, en uno o varios aspectos, no se piensan en sintonía con ellos.
Tenemos meridianamente claro que todas las feministas son nuestras aliadas, militen donde militen y sean o no favorables a nuestra propuesta. No venimos a sembrar cizaña ni “malos rollos” entre nosotras ni a dividir el feminismo. Esperamos tejer alianzas estratégicas a corto y medio plazo con todas.
[Pequeño inciso: no consideramos, sin embargo, feminista a cualquiera que se autodeclare tal, sino a quien tiene como horizonte la completa liberación de las mujeres y ello es radicalmente incompatible con cualquier comercialización de nuestros cuerpos, por ejemplo].
En definitiva: venimos a sumar fuerzas, no a restar.
Otras personas nos interpelan preguntándonos sobre puntos concretos de nuestro programa: qué pensamos de esto y de aquello, qué proponemos como alternativa a tal o cual problema…
Pues no lo sabemos aún… Esta respuesta puede sorprender, de modo que es preciso aclarar lo siguiente: por ahora solo somos un proyecto de organización política. Nuestros ejes ideológicos, nuestros fundamentos teóricos y nuestros objetivos vienen expuestos en el llamamiento y están claros, de modo que ni se cuestionan ni se negocian. Pero, las propuestas concretas que haremos para avanzar y para hacer frente a los problemas y dificultades que las mujeres encuentran, las iremos elaborando con la colaboración y el trabajo de todas las que quieran implicarse.
¿Será difícil y complicado llevarlo a cabo? Sin duda. Sabemos que nos encontraremos con mil dificultades (algunas más incluso de las que sospechamos).
Pero somos optimistas, optimistas ilustradas, por supuesto. Es decir, No practicamos la bobería de creer que se abre ante nosotras un camino de rosas, libre de trampas y de errores (incluidos los nuestros propios) pero estamos decididas a ser valientes y atrevidas, a no caer en el pesimismo reaccionario, a luchar por otro mundo porque este es invivible, injusto, depredador y brutal con prácticamente toda la humanidad, pero, sobre todo, con las mujeres.