Si se aprueba la ley trans, la frase más repetida por toda feminista será “Lo sabemos, de hecho, advertimos de que sucedería”. Será la más repetida porque contestará a cuantas expresiones sobre sus consecuencias negativas se repitan sobre la misma, pues hemos sabido preverlas, razonarlas y demostrarlas con antelación necesaria y suficiente como para que se hubieran evitado. Es así porque todas en un trabajo multidisciplinar que atiende a la teoría feminista, pero también, e incluso principalmente, a disciplinas como la medicina, la psicología, la psiquiatría, el derecho, la pedagogía, las ciencias de la actividad física y el deporte, la filosofía, la lingüística, la ética y la bioética por citar sólo algunas lo informaron por activa y por pasiva. Todas estas disciplinas, sin excepción, concluyen la impertinencia de esta ley que anulará de facto toda legislación previa destinada a lograr la igualdad efectiva entre hombres y mujeres y a la protección de los derechos de las mujeres, basados en el sexo, y de la infancia, dada su especial situación de vulnerabilidad.
En no muchos años se mirará a este último lustro aciago y negro para el feminismo en España y se advertirá qué preciso fue en sus críticas, con qué lucidez se opuso a un gobierno incapacitado intelectual y éticamente y cómo vio con antelación lo que nadie veía
En no muchos años se mirará a este último lustro aciago y negro para el feminismo en España y se advertirá qué preciso fue en sus críticas, con qué lucidez se opuso a un gobierno incapacitado intelectual y éticamente y cómo vio con antelación lo que nadie veía: que el gobierno más progresista de la historia era, en realidad, un gobierno voluntariamente sometido a los intereses de una minoría en tanto consciente y voluntariamente compartía con la misma el deseo de consolidar una reacción patriarcal de enorme virulencia por más que el feminismo, lúcido como es, advirtiera su entrismo desde el primer instante.
Si se aprueba la ley trans, nuestra sociedad, en unos meses, descubrirá un Mediterráneo oscuro, ya habitado y comprendido por las feministas cuando se pudo evitar que toda la sociedad entrara en él y sin embargo, un gobierno al servicio del transactivismo neoliberal pisó el acelerador para sumergirse gustosamente en el mismo, en una inexplicable pero medida e interesada conducta suicida, aunque quizá sea más apropiado, decir (siempre figurativa y metafóricamente) asesina, pues no serán ellos, los que nos pilotan hacia el abismo, quienes se estrellen contra el suelo que le sucede, sino los sectores más vulnerables de la sociedad quienes se estampen contra él.
Me niego a ofrecer una sola explicación más de por qué esta ley es dañina para la sociedad. Sería tomar por incapaces a todas las asociaciones y personas expertas que han explicado punto por punto su condición regresiva, anticientífica, antifeminista y, elementalmente, antidemocrática y sería desestimar mis humildes líneas ya reiteradas decenas de veces en este mismo medio.
a responsabilidad misma de todo cuanto malo suceda como consecuencia directa o indirecta de su aprobación, será de todo aquel que no quiso oír y muy especialmente de un gobierno que amordazó a los expertos,
Lo que sí adelanto es una exigencia: cuando las consecuencias de la misma ley estallen en nuestra sociedad, que a nadie se le ocurra reprochar a los expertos y mucho menos al feminismo de no haberlo visto venir, o peor, que a nadie se le ocurra pensar que esta ley es feminista y socialista y reprochar algo al feminismo y al socialismo real, sólo porque un gobierno antifeminista y antisocialista haya suplantado la identidad de quienes sí lo somos. La responsabilidad misma de todo cuanto malo suceda como consecuencia directa o indirecta de su aprobación, será de todo aquel que no quiso oír y muy especialmente de un gobierno que amordazó a los expertos, a quienes tiene el deber de escuchar, y gobernó de espaldas a una sociedad a quien desinformó y acalló a partes iguales. A la que tan pronto la ley se apruebe, impondrá, bajo pena de cuantiosas multas e inhabilitación laboral, abdicar de cualquier principio mínimamente progresista e igualitario.
Es Delito de Lesa Humanidad el enriquecimiento en la gestión gubernativa de los “representantes”, el fraude sobre el Estado, el abuso sobre la niñez, la trata, el proxenetismo, el travestismo y sus consecuencias, como toda violencia de género.
“Las fuertes resistencias contra lo femenino no serían de índole intelectual, sino que proceden de fuentes afectivas; la irresoluble perversión no sublimada y ambigüedad sexual del varón que posee la decisión final en éste esquema, donde lo masculino sigue siendo la ley”. Osvaldo Buscaya
a) {Si se aprueba la ley trans, nuestra sociedad, en unos meses, descubrirá un Mediterráneo oscuro, ya habitado y comprendido por las feministas cuando se pudo evitar que toda la sociedad entrara en él y sin embargo, un gobierno al servicio del transactivismo neoliberal pisó el acelerador para sumergirse gustosamente en el mismo, en una inexplicable pero medida e interesada conducta suicida, aunque quizá sea más apropiado, decir (siempre figurativa y metafóricamente) asesina, pues no serán ellos, los que nos pilotan hacia el abismo, quienes se estrellen contra el suelo que le sucede, sino los sectores más vulnerables de la sociedad quienes se estampen contra él.}
Pues, la objeción principal contra mi teoría de una irresoluble perversión del transexual ecuménico perverso varón será, quizá, la de que tal conducta masculina, tan frecuente, sería un exagerado error siendo en realidad, el transexual ecuménico perverso varón, “destinatario” de una actitud “ejecutiva” socialmente aceptada. Así, pues, su aparición en los casos de ejercer sometimiento, abuso, violación, femicidio, etc., no probarían su cualidad perversa, utilizando hipócritamente una figura femenina, atento que a la mujer solo se le permite integrar el plantel corporativo político partidario sometiéndose a la imposición del transexual ecuménico perverso varón. A esta objeción he de responder en primer lugar; que dada la extraordinaria frecuencia reconocida de la transexual ecuménica perversa civilización patriarcal, en la resolución de “conflictos” y especialmente a través de una evolucionada destrucción del oponente, tal lo femenino, utilizando una figura femenina, atento que a la mujer solo se le permite integrar el plantel corporativo político partidario sometiéndose a la imposición del transexual ecuménico perverso varón, no era de esperar el descubrimiento de un factor que sólo raras veces se diese; en segundo, que el hecho de descubrirse en una investigación etiológica el factor etiológico con mayor frecuencia que su efecto, constituye precisamente el cumplimiento de un postulado de patología, ya que para que dicho efecto se produzca pueden ser precisas otras condiciones – propensión, agregación de la etiología específica, apoyo de otras influencias innocuas de por sí – y por último que la detallada “clasificación” de casos de pederastias, violadores, etc., a la emergencia de la perversión del transexual ecuménico perverso varón demuestra inequívocamente su irresolución y ambigüedad sexual. Sabemos muy bien que, con la irresoluble perversión y ambigüedad sexual del varón, no he descubierto nada nuevo, sino algo conocido incluso por la cultura escolástica; pero esta última ha hecho como si lo ignorase, evitándose deducir con ello conclusión alguna. La situación del proceso edípico del varón y la consecuencia del real temor a la castración con un enlace al “repudio” recaído sobre la mujer, como objeto desvalorizado “sufre” las alternativas de la represión de estos sucesos infantiles. Se impone así en la constitución de estos recuerdos infantiles un particular orden donde hay dos fuerzas psíquicas; una de las cuales se basa en la importancia del suceso para querer “efectivizar” la acción sobre el objeto repudiado: lo femenino, mientras que la otra – una resistencia – se opone a tal propósito. Estas dos fuerzas opuestas no se destruyen, ni llegaría tampoco a suceder que uno de los motivos venza al otro – con pérdidas por su parte o sin ellas –, sino que se origina un efecto de transacción. La transacción consiste aquí en que la imagen mnémica no es suministrada por el suceso de referencia de la infancia – en éste punto vence la resistencia –, pero sí, en cambio, por un elemento psíquico íntimamente enlazado a él por asociación, circunstancia en la que se muestra el poderío de las impresiones importantes de la infancia. Así pues, el conflicto edípico, del repudio a lo femenino se resuelve constituyéndose en lugar de la situación originalmente “justificada” una distinta, producto de un “desplazamiento asociativo”. Esta conducta tiene un profundo fundamento, consistente en una especie de horror a la perversión irresoluble de la transexual ecuménica perversa civilización patriarcal o en una reacción contra tentativas de aclaración, que se consideran ya “superadas”. De todos modos, al emprender la tentativa de hacer verosímil a los transexuales ecuménicos perversos varones, algo que ellos hubieran podido descubrir por si mismos sin gran trabajo, era de esperar tropezarse con una vigorosa resistencia. Esta vía de descarga adquiere así la importantísima función secundaría de la comprensión – comunicación con el prójimo – y la indefensión original del ser humano conviértese así en la fuente primordial de todas las “motivaciones morales” del transexual ecuménico perverso patriarcado, tal el caso de haber elevado a categoría de ley los disparates científicos, y del razonamiento lógico, a que ha llegado esta llamada ley trans, que demuestra una degradación profunda de la política española.
Señalo en mi Ciencia de lo femenino (Femeninologia) cuanto tenemos que aprender, sobre la estructura de la relación de la mujer con la verdad como causa, en la imposición del transexual ecuménico genocida perverso patriarcado incluso en las primeras decisiones de la simiesca horda primitiva.
“Experimentamos así la impresión de que la civilización es algo impuesto a una mayoría contraria a ella por una minoría que supo apoderarse de los medios de poder y coerción.” (Freud)
El sentido y la verdad del feminismo, es la derrota del varón; perverso irresoluble y ambiguo sexual
Un travesti no es una mujer
Lo femenino es el camino
Buenos Aires
Argentina
27 de diciembre de 2022
Osvaldo V. Buscaya (OBya)
Psicoanalítico (Freud)
*Femeninologia
*Ciencia de lo femenino