La historia nos demuestra que ningún partido generalista, ni de derechas ni de izquierdas ni progresista ni conservador es feminista. Todos, ante nuestras reivindicaciones y, de entrada, siempre han contestado “Niet”, “Rien de rien”, “Nothing at all”, “Nein”, “Niente” y así en los más diversos idiomas de la tierra.
O sea, los sindicatos y los partidos de izquierda (inciso: uso lo de “izquierda” grosso modo, por comodidad, sin rigor alguno) pueden entender conceptos como desigualdad, explotación, abuso, violencia… si se aplican a los trabajadores, pero esos mismos conceptos se les atragantan si se aplican a las mujeres. Lógico, pues esos partidos y sindicatos están dominados por hombres y los hombres, tanto colectiva como individualmente, se benefician de la sumisión de las mujeres.
Pero tampoco podemos negar que, cuando hemos presionado con suficiente energía y determinación, los partidos de izquierdas y los sindicatos han sido bastante más proclives a incorporar nuestras demandas.
Así ha ocurrido hasta ahora. Digo hasta ahora porque lo que hemos vivido en esta legislatura resulta totalmente inédito: una embestida brutal contra las mujeres y contra el feminismo capitaneada y urdida por esos mismos partidos y sindicatos que considerábamos aliados (renuentes, pero aliados).
Siguen utilizando las artimañas de siempre con ligeras variantes. Antes nos decían: “Vuestras demandas desvían la lucha de los fines comunes e importantes. Perjudican al movimiento obrero, lo dividen”. Ahora nos dicen: “Vuestra oposición a aceptar que ser mujer es un sentimiento y que cualquiera debe poder autodeclararse tal, perjudica a la minoría más marginada y oprimida de este mundo y divide al feminismo”. Bueno, no dicen minoría, claro, dicen “diversidad”. Además, con las campañas de captación que están haciendo por tierra, mar y aire y, sobre todo, en los centros escolares, se han propuesto aumentar exponencialmente los efectivos. Porque, según declaran, quienes más sufren y padecen no son las pobres, ni las emigrantes, ni las gitanas, ni las mujeres maltratadas, ni las violadas… son Elisabeth Duval, Carla Antonelli, Elsa Ruíz, Roma Gallardo, Emma Colado, Mar Cambrollé, Samantha Hudson, etc. (o sea, cualquiera a quien le pase por los cojones considerar que su sentimiento ha de ser ley).
Además, a las artimañas de siempre han añadido otras nuevas y más peligrosas. Antes decían: “¡Feminismo, no. Feministas a la hoguera!”. Ahora dicen “¡Todo es feminismo! ¡Todos, todas y todes somos feministas!¡Yupiii!”.
Antes decían: “¡Feminismo, no. Feministas a la hoguera!”. Ahora dicen “¡Todo es feminismo! ¡Todos, todas y todes somos feministas!¡Yupiii!”.
Tan desolador panorama corre peligro de repetirse durante otros cuatro años. O incluso podrá empeorar con el triunfo de la derecha porque, si bien esta dice condenar el transactivismo, sabemos que lo impone con fervor en las comunidades donde gobierna. O sea, sus protestas son puro oportunismo y puro cinismo.
Claro que yo no sé quién –si derecha o izquierda- gana en desvergüenza y desfachatez. Y, de hecho, a medida que se acercan las convocatorias electorales, vemos que la puja va al alza.
El PSOE dice que “impulsará ordenanzas municipales para abolir la prostitución y planes autonómicos contra la explotación sexual». O sea, más de tres años en el poder sin tomar medidas (y mira que las feministas se lo pusimos fácil, que hasta le dimos la ley hecha) y ahora vuelven a prometernos que “impulsarán planes”…
Mientras, varias asociaciones proprostitución reciben cuantiosas subvenciones (a las que yo también contribuyo con mis impuestos ¡ay dolor!).
Esperando estoy a que Carmen Calvo se atreva a contarnos de nuevo eso de que “el PSOE siempre ha sido abolicionista”.
Y me pregunto intrigada cómo consigue Beatriz Gimeno que no se le caiga la cara de vergüenza, ella que clamaba contra la prostitución…
Y así todo. Por ejemplo, tanto PSOE como UP definen el alquiler de vientres como violencia. ¡Oh, qué bien -puede pensar alguien coherente y honesto- si lo consideran violencia tendrán que actuar contra ella ¿no? Pues no. Es más, el PSOE incluirá en sus listas a defensores notorios de esa “violencia”. Y apuesto a que los demás harán lo mismo.
Ambos partidos usan el cinismo por toneladas… Me asquean, pero mucho.
Aunque os confieso: A mí lo que realmente me preocupa es qué vamos a hacer las feministas.
¿Vamos a consentir otros cuatro años de escarnio?
¿Somos tan miedosas que aceptamos que solo hay dos opciones: o la derecha de rancio machismo patriarcal o la izquierda de “progresismo” machista y patriarcal?
¿Somos tan derrotistas que no creemos posible otra salida?
¿Somos tan cobardes como para no priorizar la agenda de las mujeres y luchar decididamente contra las agresiones que sufrimos?
¿Creemos que nuestras únicas opciones son o abstención o voto a los de siempre con el argumento de que “peores son los otros”?
¿De verdad que no vamos a ser capaces de poner en pie una alianza feminista en torno a un programa que defendamos todas juntas?
¿De verdad? ¿Eso vamos a hacer nosotras, las feministas?