Un informe de expertos al gobierno sueco concluye que Suecia no debería permitir los embarazos subrogados, incluso se realiza de forma «altruista», sin intercambio de dinero.
En declaraciones a la cadena de noticias sueca SVT, la investigadora principal Eva Wendel Rosberg, afirmó que la razón más importante por la que no permitir la maternidad subrogada, o vientres de alquiler, es la presión a la que pueden verse sometidas algunas mujeres para convertirse en madres de alquiler, ya que «es un gran compromiso e implica el riesgo del embarazo y de dar a luz».
Estas recomendaciones entran en conflicto con otro informe del Consejo Nacional de Ética Médica (SMER), que propuso que la subrogación sería aceptable siempre que la madre «alquilada» y los padres «clientes» mantuvieran una estrecha relación. Sin entrar en consideraciones éticas, la jueza Wendel Rosberg alude a que SMER no ha estudiado los numerosos y complejos problemas legales que intervienen en un contrato de subrogación. Según la legislación sueca, la madre biológica es la madre legal, lo que podría conducir a complicaciones si cambia de opinión sobre el embarazo.
El informe disuade también del intercambio de dinero en ofertas de vientres de alquiler en el extranjero, para evitar la explotación de las mujeres en los países más pobres. Las «fábricas de bebés» proliferan en países como China, India, Tailandia o Nigeria.
El reciente reconocimiento de la adopción para parejas del mismo sexo en Suecia, aumenta la intensidad del debate, siendo parte de este colectivo un segmento del mercado cada vez mayor.
Un artículo publicado en The Guardian por Kajsa Ekis Ekman, periodista sueco y activista contra la subrogación, está agitando la opinión pública del país nórdico. Denuncia entre otras cosas, el «aura de felicidad» con el que se muestra esta práctica a través de famosos como Elton John, Ricki Martin [o Cantizano], ocultando que tiene detrás toda «una industria que compra y vende la vida humana. Donde los bebés están hechos a medida para adaptarse a los deseos del mundo de ricos. Donde una madre no es nada (…) y el cliente lo es todo. Occidente ha comenzado a externalizar la reproducción a las naciones más pobres, al igual que ha externalizado previamente la producción industrial. Es sorprendente ver la rapidez con la que la convención de la ONU sobre los derechos del niño puede ser completamente ignorada. Ningún país permite la venta de seres humanos – sin embargo, ¿a quién le importa, siempre y cuando se nos ofrezca bonitas imágenes de personajes famosos y sus recién nacidos?».
En España, en junio de 2015, se lanzó la campaña «No somos vasijas«, encabezada por Victoria Camps y Amelia Valcárcel, firmada por filósofas, constitucionalistas y gran parte del movimiento feminista, para frenar cualquier iniciativa política que intente regularizar en nuestro país la maternidad subrogada
Se suman a la campaña internacional “Stop subrogación Now”, para eliminar esta práctica, incorporando al debate la perspectiva de los derechos humanos, frente a la lógica de mercantilización de la vida humana..