Con una legislación que lastra el deporte profesional femenino, y con la incapacidad de una administración para reconocer el avance producido en el mundo del deporte femenino profesional, toca a la sociedad civil mover ficha para dar dignidad a tantas y tantas mujeres futbolistas de nuestro país, que se dedican al ejercicio de la profesión, sin que exista un marco jurídico que las ampare: convenio colectivo, aplicación del Real Decreto 1006/1985. Y todo ello bajo una situación de absoluto desamparo desde el ámbito del derecho profesional deportivo. Sirva para indicar que sólo un cinco por ciento de las jugadoras que practican fútbol en la máxima categoría de nuestro país tienen contrato regularizado. Aunque hemos de afirmar con rotundidad que no existe liga profesional femenina; pero esto no significa que no exista una relación laboral, amparada en el Estatuto de los Trabajadores.
Esta sociedad civil que debe actuar ante una normativa de más de treinta años que no contemplaba la existencia de la dedicación profesional de las mujeres futbolistas.
Pues bien, esta sociedad civil que debe actuar ante una normativa de más de treinta años que no contemplaba la existencia de la dedicación profesional de las mujeres futbolistas. Las mujeres, a través de la Asociación de Jugadoras de Fútbol de España han iniciado un camino sin retorno de interlocución con el Sindicato de Futbolista – AFE-, con el objetivo de crear una única estructura asociativa –sindical que reivindique cuestiones tan sangrantes en el ámbito del futbol femenino en la máxima categoría, como la exigencia de un contrato laboral, el que tengan una interlocución propia frente a una Patronal, que no existe y a la que no se le puede reivindicar cuestiones tales como situación de suspensión del contrato por embarazo, cotización seguridad social, incapacidad laboral, conciliación vida familiar y profesional. Y una financiación, vía quinielas, que en esta legislativa el Secretario de Estado para el Deporte se ha negado a apoyar en su tramitación parlamentaria. Mostrando un sectarismo y una falta de respeto hacia las jugadoras de este país.
Con el acuerdo que se ha formalizado entre ambas organizaciones se ha establecido un marco de actuación, que culminará con una reforma de los Estatutos de AFE, a través de la creación de un grupo de trabajo, en el que se contemplará esa incorporación de las futbolistas, que tengan la consideración de profesionales, ante competiciones no profesionales. Y que servirá para reivindicar lo que es un atentado a sus derechos laborales, por el hecho de ser mujer. Así como su presencia en toda la estructura del propio sindicato AFE. Porque es fundamental que las mujeres tengamos un protagonismo propio en las organizaciones de las que formemos partes.
Es, sin duda, un paso histórico, un buen referente para el deporte de nuestro país y el deporte del fútbol en general. Y una consideración de colegas que se apoyan y respeta cuando se trata de defender sus derechos como trabajadores en el mundo, en este caso, tan mediático y singular, del deporte del fútbol.