Distintas asociaciones y activistas feministas han valorado los datos arrojados por la Estadística de Violencia Doméstica y Violencia de Género del INE.
El punto más destacado es el aumento de medidas de protección otorgadas a menores, pero no sólo.
En declaraciones a TribunaFeminista, Ana María Pérez del Campo, presidenta de la Federación de Asociaciones de Mujeres Separadas y Divorciadas, ha calificado la situación de «bochornosa». Ha destacado que las cifras oficiales de víctimas mortales por violencia de género son mayores que las que proporciona el gobierno, «hay muchas víctimas que se quedan en investigación y por tanto quedan en stand by; cuando se confirma, meses después, su recuento ya no se incluye en las estadísticas de ese año». De hecho, Separadas y Divorciadas cuenta con un recuento propio de víctimas.
Ana María Pérez del Campo: Los jóvenes son machistas porque la sociedad ha normalizado el machismo. Han asumido que los celos, el control o el consumo de drogas justifican la violencia…
Sobre el aumento de violencia de género en menores señala que «es una consecuencia de que no se esté haciendo prevención. Los jóvenes son machistas porque la sociedad ha normalizado el machismo. Han asumido que los celos, el control o el consumo de drogas justifican la violencia… Esto es preocupante, sobre todo porque en España tenemos la mejor ley de violencia de género de Europa y la peor en aplicación», lamenta.
Pérez del Campo hace también un llamamiento a todas las mujeres a votar a aquel partido que se comprometa con las políticas feministas y de igualdad.
Por su parte, Yolanda Besteiro, presidenta de la Federación de Mujeres Progresistas destaca dos puntos de los datos publicados. «La tendencia desde 2011 era a la baja al otorgar órdenes de protección a las víctimas. Desde las asociaciones y organizaciones denunciamos esto en reiteradas ocasiones, así que es una buena noticia que haya parado este descenso. Poco a poco iban calando en los juzgados los mitos de las denuncias falsas, así que es positivo este aumento en el número de mujeres protegidas».
Yolanda Besteiro: «Creo que hay una mayor toma de conciencia y por tanto, más denuncias y solicitud de medidas de protección».
Y sobre las menores, «creo que no hay más menores víctimas sino más denuncias por parte de estas menores. La labor que muchas asociaciones y organizaciones hemos llevado a cabo en los institutos para sensibilizar y concienciar sobre cuestiones como que la dominación no es sinónimo de enamoramiento, ha hecho sus frutos. Creo que hay una mayor toma de conciencia y por tanto, más denuncias y solicitud de medidas de protección. La violencia es a que es, sólo que ahora se visibiliza más».
Laura Nuño, directora de la Cátedra de Género del Instituto de Derecho Público en la Universidad Rey Juan Carlos y forma parte de la Plataforma CEDAW Sombra España, señala que el dato más preocupante es el aumento de solicitud de órdenes de protección desde 2013. «Deberíamos preguntarnos, ¿qué estamos haciendo mal?. Si hay más jóvenes que solicitan medidas protectoras significa que la educación no está funcionando, y que no se está educando en igualdad». Nuño pone el foco en la educación porque «es la clave». «Si hay un incremento de la solicitud de órdenes efectivamente hay una mayor conciencia de la violencia pero también hay un aumento de esta; el padre o madre que acompaña a su hija a comisaria no lo hace si no tiene una percepción real del peligro», lamenta.
Laura Nuño: «Los alumnos y alumnas, cuando llegan a la universidad, no han aprendido nada sobre violencia de género, y eso que es la mayor causa de muerte intencional en España ¿Qué ha pasado con los compromisos en igualdad adquiridos hace ya 12 años?»
«Los alumnos y alumnas, cuando llegan a la universidad, no han aprendido nada sobre violencia de género, y eso que es la mayor causa de muerte intencional en España. Han aprendido sobre tabaquismo o no cruzar con el semáforo en rojo, por ejemplo, pero de violencia de género nada», apunta.
También señala que es preocupante la incidencia en menores ya que «no hablamos de 20 o 25 años, donde una es libre para denunciar; cuando se es menor la decisión de denunciar se toma en común en la familia. Sólo se denuncia si realmente hay percepción de estar en peligro, no es una cuestión a la ligera».
Recuerda también los datos del CIS y el aumento de violencia de género entre adolescentes. «Algo está fallando en la educación. La Ley de Integral Contra la Violencia de Género (Ley Orgánica 1/2004) incluía unos compromisos que se han quedado en el papel».
«La educación es la clave. En primaria y secundaria aprenden relatos protagonizados siempre por hombres y esto no se compensa nunca. Como dice Amelia Valcárcel «no existe épica femenina», las mujeres no son protagonistas ni en ciencia, ni en literatura, ni en historia… Mis preguntas, ante estos datos, son ¿No estamos haciendo algo mal? ¿Qué ha pasado con los compromisos en igualdad adquiridos hace ya 12 años?