En torno a la noticia que estos últimos días ha saltado a la actualidad, y que implica a dos futbolistas profesionales, De Gea y Muniaín, en un caso de prostitución y trata de personas, me ha parecido detectar en las últimas horas una especie de vacío sordo, cierta variedad de agujero negro en los medios de comunicación, que envueltos en la bandera de la presunción de inocencia, consiguen satisfacer los buenos deseos de nuestro ministro del interior Jorgé Fernández Díaz: “que esto no afecte a la selección”.
La selección ganó el primer partido de la Eurocopa, algunos futbolistas están en mejor forma que otros, el catalanísimo Piqué marcó para la marca “España”.
-Todo va bien, señores, ¡no vayan a estropearlo ahora!
Además, recuerden ustedes el principio constitucional de presunción de inocencia: «Nadie es culpable mientras no se demuestre lo contrario»… Y sólo estamos ante informes policiales…Ni mucho menos ante hechos probados.
– ¡Punto en boca, señores, punto en boca!
Sin embargo, hay que decir alto y claro, que el periodista no es garante de la presunción de inocencia de nadie, porque el periodista no determina, ni debe determinar, si los hechos sobre los que informa u opina, constituyen o no delito.
Jueces y Tribunales son los llamados a esta tarea, y estos sí que están obligados por el principio de presunción de inocencia.
Los jueces y tribunales dirán si hay indicios racionales de criminalidad que den lugar a imputaciones o a archivos de causas abiertas. Estos mismos cerrarán procesos por falta de pruebas, o desplegaran actividades procesales para obtenerlas. Y todo esto, sí, presidido por el principio sacro constitucional de presunción de inocencia
No así el periodista, que tiene la ingente tarea de narrar de manera veraz los hechos, emitir opiniones, interpelar a los ciudadanos o mantener posiciones subjetivas ante los hechos de los que informa.
Merecen que las madres y padres mantengan a sus hijas e hijos menores alejados de falsos ídolos deportivos que, con delito o sin él, obtienen sexo con mujeres a cambio de dinero.
Encarrilada la aclaración de este extremo, y despejados el cuándo, dónde y porqué de la presunción de inocencia, los hechos en sí mismos, merecen opinión; para ser más exactas, merecen una mala opinión. Merecen el rechazo social, merecen que las madres y padres mantengan a sus hijas e hijos menores alejados de falsos ídolos deportivos que, con delito o sin él, obtienen sexo con mujeres a cambio de dinero.
Quizá no haya delito, o no pueda probarse, pero importa saber si estos hechos ocurrieron y deben ser opinados, que para eso está la prensa.
He visto que se habla de muchas cosas, pero pocos o nadie, hablan de lo que significan estos hechos, en qué lugar colocan a sus protagonistas.
He rastreado la red y he visto que se habla de oscuros intereses en la publicación de la noticia, algo sobre fichajes previstos y no consumados, he visto que el asunto se califica timidamente de “turbio” por los propios jugadores de la selección, he visto que Del Bosque ha preferido creer a De Gea, he visto que De Gea dice que cualquier imputación contra él en este sentido, es una mentira y una falsedad (¿las dos cosas?). He visto que se habla de muchas cosas, pero pocos o nadie, hablan de lo que significan estos hechos, en qué lugar colocan a sus protagonistas, qué sienten y piensan e interiorizan nuestros niños y niñas de ocho o diez años, perfectamente capaces de entender el significado de estas informaciones en primera plana de las telediarios, qué importancia le dan, qué aprenden y retienen del conjunto de lo que ven, leen y oyen, en relación con este asunto.
Los máximos representantes políticos esperan que esto no perjudique a la selección, pero no lamentan que estos hechos ocurran.
Los máximos representantes políticos esperan que esto no perjudique a la selección, pero no lamentan que estos hechos ocurran. Del Bosque, el seleccionador nacional, prefiere confiar en su jugador, que dice no haber cometido delito y lo pregona en rueda de prensa… (total, si no hay delito, se le puede respaldar); la prensa generalista habla de la presunción de inocencia y calla respecto a la calificación ética de los hechos, y la prensa deportiva lo que pone de relieve es ese truculento sudoku de fichajes que favorece los intereses de uno u otro equipo.
En fin señoras, a nadie le importa un comino, que un par de “fenómenos”, artificialmente enriquecidos por sus habilidades con el balón, organicen fiestas privadísimas en hoteles de lujo en las que una o varias mujeres hayan de mantener sexo a cambio de dinero (aunque sean relaciones consentidas).
De este modo nuestras niñas y niños se quedan con el mensaje importante: No está tan mal… no pasa nada…
De este modo nuestras niñas y niños se quedan con el mensaje importante: No está tan mal… no pasa nada… Si eres rico y futbolista, puedes hacer cosas chulas… quizá algunas no muy buenas, pero para eso eres futbolista, y sales en la tele y en los videojuegos, y la gente te respeta, y tus amigos te quieren y te apoyarán… Seguro que cuando salgan al campo se oye una canción coreada por muchos seguidores que dice que esas chicas son unas putas… ¡No pasa nada! ¡Nada de nada!