Por más que el tiempo pase, y el agua corra debajo de los puentes, la discriminación sigue siendo habitual en nuestra sociedad, y la igualdad de género ha de ser una realidad vivida en la práctica.
Carmen Truyols, 32 años. Acaba de tener a su hijo, tiene 4 puntos en la vagina, y apenas puede mover las piernas. Todas las que hemos pasado por ello, sabemos de qué estamos hablando. Pues Carmen, de esta forma humillante, tuvo que examinarse. Hora y media después de haber parido a su niño… si no tendría que haber esperado más de 6 años para volver a intentar conseguir plaza fija como anestesista. ¿Cómo puede pasar esto en un país desarrollado como el nuestro, en el que, en multitud de ocasiones nos vamos a casa desde nuestros trabajos por enfermedad, u otros asuntos, por poner un ejemplo? ¿No es muy estricto, muy cuadriculado, muy machista? ¿Pasaría lo mismo, en el caso de un hombre? Lo dudo. Es discriminación, no tiene otra lectura.
Pues bien, Carmen tuvo que examinarse de esta manera humillante, dolorosa, sangrando, con las vías en los brazos, apoyada en una mesa de desayuno del hospital, y recostada en la camilla. No tengo palabras imaginando esa situación kafkiana.
Dar a luz es un proceso fisiológico que puede requerir de unos días de recuperación, así que debería de tratarse de una forma especial, y estipular unas normas adicionales en dichas oposiciones, donde figurase que en caso de una posible maternidad, se tuviesen unos días, y pasados éstos poder realizar el examen en plenas facultades físicas y mentales, como el resto de opositores.
Es inhumano que una mujer que lleva años preparándose para conseguir una plaza, médica especialista en Anestesiología y Reanimación, tenga que pasar por este trago para conseguirlo. Es discriminación, porque sólo les sucede por razones obvias a las mujeres y ha habido numerosos casos como el de Carmen. Otra mujer también tuvo que hacer el examen en la sala de dilatación. Se te hiela la sangre sólo de pensarlo.
La igualdad empieza por tener todos las mismas oportunidades sin tener en cuenta el sexo, y más aún en un caso como este.
Hoy en día, vemos lamentablemente discriminaciones así, en muchos ámbitos, y aún más pequeñas, cotidianas, pero que nos asignan determinados roles. Todo nos viene de nuestra cultura patriarcal, donde los hombres ostentaban el poder, incluso en el núcleo familiar, muy arraigado en nuestro país, y aunque hemos evolucionado y dado grandes pasos en este sentido, todavía mantenemos esos roles y esquemas anclados en nuestro pasado.
Curiosamente esta noticia saltó a la actualidad dos semanas después de que el Constitucional estableciera que las bajas por maternidad o embarazo no podían ser tratadas como las demás.
Solo espero, que estas situaciones tan vergonzosas dejen de ocurrir, y las mujeres no tengamos que pasar por esto, al no estar en plenas facultades tanto físicas como mentales, sin contar con la humillación de tener que hacer esta prueba en semejantes condiciones.
Discriminación femenina
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