Estamos viviendo un punto de inflexión en los medios de comunicación y el periodismo con respecto a la igualdad. El movimiento de “Las periodistas paramos” creado en torno al 8 de marzo ha marcado un antes y un después. Más de 8.000 mujeres del mundo de la comunicación firmamos un manifiesto convocando a la huelga feminista y denunciando la precariedad, la inseguridad laboral, la brecha salarial, el techo de cristal, el acoso sexual y los ninguneos cotidianos que sufrimos las periodistas de manera cotidiana.
Quienes llevamos desde hace años en el periodismo y el activismo feminista disfrutamos el momento histórico de dejar de ser la minoría que en las redacciones reivindicábamos la información con perspectiva de género de manera transversal y el análisis de género de la realidad, el tratamiento no sexista de la imagen de las mujeres acabando con la cosificación de las mujeres y sus cuerpos, la utilización de un lenguaje inclusivo, acabar con la invisibilidad de las mujeres y su trabajo en todos los ámbitos, en definitiva, el reflejo del mundo real actual que va mucho más allá del azul y gris de los trajes y corbatas y de las voces en masculino singular que copan portadas, espacios de opinión y puestos de dirección.
La fuerza de la calle el 8 de marzo que recogía la energía de la lucha histórica de las mujeres fue el mejor altavoz para decir basta de ninguneo, ni un paso atrás las mujeres somos ciudadanas de pleno derecho y queremos ejercer nuestra ciudadanía. Tras la euforia de los primeros días la sentencia de La Manada el 26 de abril fue un duro baño de realidad y marcó definitivamente nuestra agenda. Para ejercer la ciudadanía es imprescindible acabar con la violencia estructural contra las mujeres. Retomar la agenda incompleta de la paridad, señala la filósofa feminista Amelia Valcarcel, es una prioridad para lograr avanzar.
No es casualidad que hoy por fín, tras 42 años de historia, el diario El País, símbolo en prensa de la transición española, anuncie que su dirección será asumida por primera vez por una mujer: Soledad Gallego-Díaz.
El pasado 10 de mayo la hoy vicepresidenta de Gobierno Carmen Calvo nos convocaba desde la secretaría de igualdad del PSOE a la una jornada de reflexión en el senado sobre “La cultura de la igualdad”. En las diferentes mesas de trabajo se marcaron agendas y estrategias para avanzar en los diferentes ámbitos también en los medios de comunicación.
El liderazgo del movimiento MujeresRTVE en la denuncia de la realidad cotidiana en la radiotelevisión pública, haciendo visible la situación insostenible que vivimos quienes intentamos hacer periodigno contra viento y marea y reivindicando una RTVE independiente y plural es la punta del iceberg de un proceso imparable en los medios de comunicación del que las mujeres estamos siendo protagonistas.
No es casualidad que hoy por fín, tras 42 años de historia, el diario El País, símbolo en prensa de la transición española, anuncie que su dirección será asumida por primera vez por una mujer: Soledad Gallego-Díaz. En el marco del nuevo momento histórico ilusionante que vivimos con el nuevo gobierno de Pedro Sánchez en el que las ministras son mayoría y en el que por primera vez el poder de las mujeres no se vive como una excepción a la regla sino de manera transveral, toca ponernos manos a la obra para trasladar la igualdad a todos los ámbitos, único camino para lograr la igualdad real entre hombres y mujeres. Y afrontar la desigualdad en el mundo de la comunicación es imprescindible tanto en contenidos como en la situación de las mujeres comunicadoras como profesionales en estos medios.
La hoja de ruta de la igualdad en los medios de comunicación
El pasado 13 de febrero en las jornadas Igualdad en las radiotelevisiones públicas: del compromiso a la práctica, organizadas en el Congreso de Diputadas y Diputados por UGT RTVE y la Mesa de Igualdad del Congreso reflexionamos sobre los retos y responsabilidades para avanzar en la igualdad de los medios de comunicación. La creación del Observatorio de Igualdad de RTVE gracias al Pacto de Estado contra la Violencia de Género era el punto de partida con el objetivo de marcar prioridades en la agenda de trabajo.
El foco se situó en los medios públicos dada su obligación por ley, sin embargo tanto medios públicos como privados tienen la responsabilidad social de asumir el reto.
Sara Berbel y Emelina Fernández Soriano presidenta del Consejo Audiovisual de Andalucía marcaron la hoja de ruta en prioridades, entre ellas aumentar la presencia mujeres expertas como voces autorizadas para analizar la realidad cotidiana, evitar estereotipos, erradicar la publicidad sexista, adoptar códigos deontológicos para abordar la violencia machista o incrementar el número de mujeres en puestos de responsabilidad en los medios. Imprescindible el desarrollo legislativo de aspectos como sexismo, estereotipos o dignidad de la mujer y la necesidad de avanzar de la autoregulación a la coregulación dado que “No podemos hablar de un sistema democrático solvente -señaló Emelina Fernández- en una sociedad cuyos medios no fomentan la igualdad y en la que se merman sistemáticamente los derechos de más de la mitan de su población”. Ángeles Alvarez, una de las personas que más han trabajado en la lucha contra la violencia de género y el avance de la igualdad en estos últimos años en los que el Partido Popular ha intentado paralizar los avances en esta materia de políticas de igualdad durante el gobierno de José Luís Rodríguez Zapatero, puso sobre la mesa el objetivo estratégico de implicar a los medios de comunicación y a la industria audiovisual en la lucha contra el sexismo dado su peso en los procesos de socialización de las personas.
También la necesidad de cumplir la legislación en materia de igualdad y medios de comunicación y los códigos de buenas prácticas en diferentes ámbitos que existen pero que se dejaron en el olvido. Los planes de igualdad en los medios de comunicación se identificaron como una herramienta indispensable de trabajo.
Un Consejo Estatal de Medios Audiovisuales paritario
En los próximos meses debe elegirse un nuevo Consejo de Administración de RTVE para empezar la renovación de la Corporación y es imprescindible que se establezcan medidas para garantizar que sea paritario. También estamos a las puertas de que se constituya por fín el Consejo Estatal de Medios Audiovisuales (CEMA) en el que de nuevo reclamamos una representación equilibrada de mujeres y hombres en su composición.
Planes de igualdad en los medios de comunicación, una prioridad
Interpreto el nuevo nombramiento de Soledad Murillo como Secretaria de Estado de Igualdad como un signo de los nuevos tiempos en los que deben darse pasos contundentes para hacer efectivo el cumplimiento del compromiso de las empresas con la igualdad de manera real y verificable.
Murillo, Secretaria General de Igualdad de 2004 a 2008, tuvo un papel clave en la gestación de la Ley para la igualdad efectiva de mujeres y hombres aprobada en marzo de 2007. En aquellos tiempos muchas éramos conscientes -también la propia Soledad- de las lagunas de la ley, pero pesó especialmente el valorar que por primera vez y más allá del marco en la lucha contra la violencia de género, teníamos un marco legal para empezar a construir la igualdad real.
esta vez no vamos a renunciar a la primera línea
Once años después, con un nuevo gobierno socialista, es momento de ajustar la legislación a la nueva realidad en la que las mujeres ya no estamos dispuestas a seguir esperando. Los planes de igualdad o no existen o se están incumpliendo con total impunidad. En RTVE con un plan de igualdad firmado en 2012 que nos obliga por ley, apenas se han desarrollado las medidas que debían permitir la formación de la plantilla en materia de igualdad, la brecha salarial de género en complementos fuera de convenio es de más del 20 %, ha disminuído el número de mujeres en puestos de dirección -en RNE de 10 direcciones ni una sóla es ocupada por una mujer-. A pesar de que el plan de igualdad establece el seguimiento de contenidos referidos a la igualdad en su marco general, han pasado seis años hasta la creación del Observatorio de Igualdad de RTVE en 2018, nacido por cierto, como cumplimiento del Pacto de Estado contra la Violencia de Género.
En el desarrollo de los planes de igualdad en medios de comunicación es imprescincible también trabajar en indicadores específicos para el sector. Igual de importante que medir cuantas mujeres y hombres están situados en puestos de dirección administrativos es analizar quienes están en las direcciones de los programas en las radiotelevisiones o en las jefaturas de sección y si las mujeres se ocupan de los llamados temas “duros” como política o economía, o “blandos” como sociedad. Estar al frente de los programas en realización, dirección, producción es todavía muy infrecuente para las mujeres que siguen abocadas a la segunda línea ocupando puestos de ayudante mientras lideran ellos.
Necesitamos el desarrollo de modelos específicos de planes de igualdad para medios de comunicación. En el movimiento “Las periodistas paramos” se ha creado un grupo de trabajo específico sobre este tema pero a la voluntad y el activismo debe sumarse el respaldo de medidas específicas legales que corrijan las lagunas existentes en la actualidad. No es de recibo que sean obligatorios sólo para aquellas empresas que superen las 250 personas en plantilla, algo muy infrecuente en las pequeñas y medianas empresas de comunicación. El compromiso legal de la igualdad debe implicar a todos los medios de comunicación, por su papel y responsabilidad especial en la sociedad.
Mucho trabajo por delante que las mujeres asumiremos en parte importante, como siempre hemos hecho a lo largo de la historia, pero esta vez no vamos a renunciar a la primera línea. Las mujeres hemos dicho basta. Por derecho, porque somos ciudadanas de pleno derecho y vamos a ejercerlo.