Víctimas sexuales sufren violencia institucional en el proceso judicial según un informe

Redacción Tribuna
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Las 38 mujeres entrevistadas sintieron que el juicio «iba contra ellas»

El Centro de defensa de los derechos humanos Irídia ha constatado en un informe que las víctimas de violencia sexual que denuncian y afrontar un proceso judicial son víctimas de violencia institucional ya que no son atendidas adecuadamente por los operadores jurídicos y sienten que «el juicio iba contra ellas» porque tenían que demostrar su propia inocencia.
Así lo ha expresado la abogada y miembro de Irídia, Carla Vall, al presentar el informe ‘Violencia institucional y revictimización en el sistema judicial y de denuncia de las violencias sexuales’, realizado por el Área de Género de la entidad en base a 38 entrevistas cualitativas con mujeres.
Vall, coordinadora del informe, ha explicado que el punto en común que tenían todas las mujeres entrevistadas es que sintieron durante el proceso que eran ellas las responsables de demostrar que el agresor era culpable y que no habían querido la violencia sexual padecida.
La abogada de Irídia ha planteado que, de todas las mujeres que participaron en el estudio, tan solo una de ellas manifestó que se cumplieron sus expectativas durante su proceso judicial, y fue «porque no se la había maltratado», ha precisado.
Ha recordado que ninguna mujer se expone al riesgo de hacer una denuncia falsa porque sí, ya que por ejemplo cuando una mujer denuncia «su entorno se disgrega».
«En abstracto todo el mundo quiere combatirla (la violencia sexual), pero cuando se denuncia, aparecen los mitos y estereotipos», ha abundado.

PROPUESTAS

Así, desde Irídia plantean hacer cambios en el sistema judicial para poner el foco en los agresores y que los interrogatorios a las víctimas no se centren en cómo fue la negativa al acto sexual, sino dando por hecho que no hubo consentimiento.
Piden que los jueces y fiscales, al tomar declaración a la mujer, eviten dar por hecho que hasta que no se dice ‘no’ de forma clara «hay barra libre de violencia sexual».
También han reclamado desterrar las preguntas sobre la víctima: si había consumido alcohol o drogas, cómo iba vestida, si dijo claramente ‘no’ y cómo manifestó su oposición al agresor, entre otros, y tener en cuenta que si su relato es desordenado y con lagunas se debe al trauma vivido y no a que esté mintiendo.
Para la abogada, no puede ser que las víctimas sean «invitadas de piedra» en el proceso judicial: tienen todo el derecho a introducir los elementos de afectación de la situación que han vivido y a ser escuchadas, ha reclamado.
Tras este estudio, «la gran conclusión» es que la formación de carácter jurídico no es suficiente para que los operadores jurídicos puedan alejar los mitos y estereotipos en torno a las violencias sexuales y que además no hay diferencias de trato entre los juzgados ordinarios y los juzgados de violencia sobre la mujer.

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