Ha vuelto a suceder, esta vez en Valencia. Un fin de semana primaveral, una ciudad con las avenidas repletas de naranjas y un grupo de seiscientas mujeres estallan una mascletá que será el preludio de toda la pirotecnia que va a continuar en cada una de las asambleas territoriales y en la próxima asamblea general. Las mujeres abolicionistas no vamos a aceptar que nos impongan la mercantilización de nuestros cuerpos para la prostitución o el alquiler de vientres, sin pelear. Vamos a defender nuestra causa como posible y legítima. Vamos a defender nuestro derecho a no ser prostituidas y nuestro derecho a ser consideradas personas y ciudadanas en igualdad, pese a quien pese.
En el V Encuentro Estatal de preparación del 8M de este año el feminismo ha demostrado ser un movimiento vivo, empapado de realidad y atravesado por la misma dualidad que impera en la sociedad. Para aquellas personas que no estuvieron hay que decir que la organización logística del encuentro fue impecable lo que tiene un gran mérito, pero esto no puede ocultar que la organización “ideológica” fue un desastre.
Antes de pasar a la curiosidad de los hechos hay que situarse en el contexto que determina la realidad de cada día. En este momento unas élites automarginadas de la sociedad y obcecadas por su propia codicia nos imponen una lógica destructiva de la razón social y la convivencia. Nos dirigen sin tapujos hacia el retroceso y la imposición de la esclavitud como sistema económico de expropiación y acumulación. Exigen que salgan al mercado, en la categoría de productos, millones de personas a las que dan por desechables y las condenan a sobrevivir de lo único que poseen, sus cuerpos. Las mujeres aberramos la prostitución y la ciudadanía es abolicionista, aunque no tenga conciencia de ello, y ese es el motivo por el que los millones de mujeres condenadas no salimos corriendo a los burdeles para acatar su mandato. Nos tienen que obligar y en ello ponen su afán.
Ciertos partidos que se dicen de izquierdas reproducen la misma dualidad entre sus cúpulas y dirigentes, elitistas e hipócritas en connivencia con el sistema prostituyente que nos dejan a la totalidad de las mujeres a los pies de los caballos, y unas bases ojipláticas que sienten como se les impone la desesperanza y suman su rabia a todas las que llevan acumuladas. Una vez implantado el sistema prostituyente como algo bueno y legítimo ninguna mujer quedará a salvo del mismo. Ciertas élites de “izquierdas” han aceptado de buen grado la introducción ideológica del neoliberalismo y ven con agrado la implementación del programa político de Ciudadanos; legalizar y naturalizar la prostitución como un trabajo cualquiera y legalizar la compra venta de niños. Mercantilizar el cuerpo de las mujeres les parece apropiado porque las clases populares siempre somos un engorro y desbaratamos sus idealizaciones sociales de unicornios imponiendo una realidad fea que les obliga a pensar. Frente a las cúpulas dirigentes la mayoría de sus bases (las que les quedan) se han pegado de bruces con un ofrecimiento que no les interesa, nadie tiene interés en prostituirse y tampoco lo desean para sus hijas y mujeres. A pesar de lo cual siguen con el programa de la insistencia cínica hasta imponer la mercantilización del cuerpo como innovación y emprendeduría. Por esta razón no se cortan en publicitar la prostitución y colaborar siempre que pueden con sus agentes de marketing a los que dan representación preferente en actos públicos con el empeño de acostumbrarnos a su presencia y naturalizar su actividad y objetivos.
Estas supuestas izquierdas que nunca fueron feministas y cuya misoginia siempre fue evidente han entrado en el movimiento feminista como un elefante en una cacharrería e intentan hacer del mismo su caladero de votos. Poco les importa el movimiento o su propia filosofía política, lo importante es el control y arrimar el ascua a su sardina.
Estas supuestas izquierdas que nunca fueron feministas y cuya misoginia siempre fue evidente han entrado en el movimiento feminista como un elefante en una cacharrería e intentan hacer del mismo su caladero de votos. Poco les importa el movimiento o su propia filosofía política, lo importante es el control y arrimar el ascua a su sardina. Desde hace tiempo se han situado en la cúspide del movimiento feminista y funcionan con sus propios objetivos partidistas; establecer jerarquías y sus representantes en las cúpulas; imponer consensos y líneas rojas acordes a sus objetivos partidistas; cuestionar la propia filosofía política feminista, de la que desconocen todo; negación de las mujeres como sujeto político del feminismo y sustituirnos por lo que esté más a mano; disolución de todos los principios feministas en un magma pringoso de “ismos” disolventes y causas imposibles de abordar para un solo movimiento, algo así como abrumarte de objetivos imposibles de manera que todo quede tan diluido que pierda por completo su significado; y por último control, mucho control , reproduciendo sus escalas de mando y organización.
Pues justamente todo lo anterior se reprodujo en el mencionado V Encuentro Estatal para el 8M. Nada más iniciar la jornada de trabajo se nos recordó el código ético de buenas prácticas feministas con los valores de independencia frente a partidos y sindicatos, la imparcialidad o la honradez entre otros. No habíamos llegado a media mañana cuando el código ético salto por la ventana y todo estalló en pedazos. Lo que más estalló fue el sacrosanto consenso. Consenso fue el nombre que escogieron para imponernos todo aquello que debíamos aceptar sí o sí.
Paso a relatar los hechos; repartidas cada cual en su comisión de trabajo justo en la denominada laboral un grupo de casi cien mujeres estalla en cólera cuando una representante del que dice ser un sindicato, OTRAS, pide la palabra e inicia su discurso. Casi cien mujeres gritan pidiendo abolición de la prostitución y al grito general de fuera, fuera y con golpes en las mesas quieren callar a la mujer que ha empezado a hablar, la cual empieza a llorar, estrategia que le da excelentes resultados. El motivo de la indignación es que la mayor parte de las mujeres reunidas no acepta que se mencione la prostitución como un trabajo deseable, sino como violencia y explotación. Tampoco aceptan la categoría de trabajadora sexual y tanto la mujer que ha pedido la palabra como las moderadoras, relatoras, y representantes de la organización siempre se refieren en estos términos, lo que enciende las iras de todas las presentes en la sala. Después de un buen rato de gritos y barullo se da por finalizada la sesión y se guardan los turnos de palabra.
La cuestión se vuelve intolerable cuando habilitan una sala en la que solo la representante de OTRAS va a poder hablar. Todos los turnos de palabra de la mañana los han anulado sin explicación alguna.
En el trabajo de las comisiones después de la comida todo continúa con normalidad hasta que finaliza la sesión en la laboral y las representantes de la organización nos comunican que se cederá de nuevo la palabra a la persona que viene en representación del supuesto sindicato. Vuelve a estallar la cólera, porque continúan con las mismas provocaciones en las menciones y discurso. La cuestión se vuelve intolerable cuando habilitan una sala en la que solo la representante de OTRAS va a poder hablar. Todos los turnos de palabra de la mañana los han anulado sin explicación alguna.
En nuestro caso, teníamos el turno siguiente y llevábamos un comunicado de una hoja de dos minutos de lectura que mostramos. Se nos dice en tono amenazante y con formas gansteriles que no quieren escucharnos y que no nos van a dejar hablar. La sala reúne poco más de veinte personas, de las cuales unas diez son el grupo de marketing prostitucional de OTRAS luciendo sus camisetas publicitarias. El resto son algunas abolicionistas y de la organización, mitad y mitad. Resulta significativo que fuera de la sala había cerca de cien mujeres de varias comisiones y no entraron a escuchar los lamentos del discurso que tenían preparado; una carga general contra las abolicionistas por lo mal que las habíamos tratado; una carga contra los sindicatos mayoritarios; y la publicidad de su sindicato en la que incluyen papeles para todas(legalizar sus situación)y mucha atención porque las trabajadoras sexuales necesitan que ellas les representen y ayuden y así se lo han hecho saber (sic).
algunas compañeras en el hall de la entrada intentan hacerse a sí mismas una foto con pancarta y eslogan en contra de la mercantilización de las mujeres y son agredidas por mujeres de la organización, forcejean por la pancarta y les borran las fotos
Mientras esto sucede algunas compañeras en el hall de la entrada intentan hacerse a sí mismas una foto con pancarta y eslogan en contra de la mercantilización de las mujeres y son agredidas por mujeres de la organización, forcejean por la pancarta y les borran las fotos (más sic). En la hora de la comida el grupo de marketing de OTRAS pudo grabar una performance con banderas y signos de censura sin impedimento alguno (doble sic).
Y llegamos al domingo, en el plenario; se impide el debate y se sustituye por la recogida de comentarios por escrito que van pasando de mano en mano hasta que llegan a la lectora. Al final estalla la queja porque entre tantas manos filtrando hay comentarios que se pierden y no aparecen por ningún lado y en otros se cambian los términos. Se encienden los ánimos y se empieza a preguntar en voz alta, cada vez que se pregunta por lo sucedido el día anterior se inician cánticos organizados de eslóganes para acallar las quejas. Las quejas no solo tienen que ver con el hecho de que no se han recogido en las conclusiones nada de lo sucedido el día anterior, sino que además continúan con la provocación de hablar de trabajo sexual y trabajadoras sexuales. El sentimiento de indignación estalla cuando una de las asistentes consigue alzar la voz y señala la necesidad de hablar en algún momento sobre las mujeres prostituidas, el auditorio se viene arriba y baten palmas. Ninguno de estos sucesos son recogidos en acta alguna.
Incapaces de aceptar que hay una discrepancia entre algunos de sus planteamientos y el sentir de la sala, durante el descanso recogen todas las hojas que habíamos dejado en los asientos en los que se recogía el escrito que no nos dejaron leer el día anterior y que dejo aquí.
https://tribunafeminista.elplural.com/2019/01/el-abolicionismo-catalan-se-posiciona-ante-el-v-encuentro-estatal-del-8m/
Esta fue nuestra realidad vivida. Cada cual cuenta la feria tal y cómo le va en ella. Pero lo que me interesa destacar es el hecho que en todo momento nos hacían callar aludiendo a una especie de dios desconocido; el consenso. Al parecer ese consenso consistía en no hablar de la explotación sexual y reproductiva, de excluir la vulneración de los derechos humanos de las mujeres, de no utilizar tan siquiera la palabra prostitución y sobre todo de no aludir en ningún momento al abolicionismo, a las abolicionistas, a sus políticas, alternativas o propuestas. El consenso era el de impedir hablar de la realidad, de una actividad embrutecedora y su multimillonario negocio. El consenso sobre este asunto es ya muy viejo y está presente en todas las asambleas, de hecho fue lo que motivó el conflicto el 20 de enero en Ca la Dona y según se comenta ha sucedido habitualmente en todos los territorios.
Este consenso es el empeño de un sistema neoliberal que se esfuerza en imponer la prostitución o el alquiler de vientres como salida laboral, disfrazando su esclavitud. Y es defendido a dentelladas por grupos políticos que se dicen de izquierdas, introducidos en el movimiento feminista con sus maneras autoritarias y que en su cazurrería nos imponen un futuro sin esperanza. ¿Puede alguien imaginar un Primero de Mayo en el que no se denuncie la explotación laboral para no romper el consenso con la patronal?
se dio trato de favor a las representantes de un supuesto sindicato que está pendiente de decisión judicial y se aceptaron su publicidad, su discurso y lenguaje, se aceptó sin tapujos que pudieran defender su negocio. Y su negocio consiste en defender y vivir del sistema prostitucional
Estábamos reunidas casi seiscientas mujeres para preparar el 8 de marzo y en ningún momento en las conclusiones finales aparece mencionada la palabra mujer trabajadora, tampoco la palabra mercantilización. De hecho la palabra mujer también ha desaparecido y ha sido sustituida por migrantes o racializadas para referirse a mujeres de otros países y de otras etnias ¿acaso no son mujeres? La palabra mujer desaparece en general y se sustituye por feminista, ¿hemos de suponer que todas lo somos o que el resto no existen? Las menciones a la lucha, la reivindicación, el conflicto, la clase social, han sido eliminadas por arte de birli-birloque, seguro que surgieron en las diferentes comisiones pero las han hecho desaparecer por consenso.
También por consenso se dio trato de favor a las representantes de un supuesto sindicato que está pendiente de decisión judicial y se aceptaron su publicidad, su discurso y lenguaje, se aceptó sin tapujos que pudieran defender su negocio. Y su negocio consiste en defender y vivir del sistema prostitucional que mercantiliza los cuerpos de las mujeres.
En todo momento nos preguntamos quién o quiénes decidieron dicho consenso. Quiénes, cómo y por qué decidieron que solo las representantes de OTRAS pudieran tomar la palabra. Dónde están las actas que acrediten esas decisiones, dónde figuran los nombres de las asistentes, y los debates y conclusiones.
Nos preguntamos también de dónde ha salido este feminismo que ignora la existencia de la mujer trabajadora y su historia, que le roba hasta el día de su propia representación y reivindicaciones para transformarlo en una fiesta del exotismo banal e inofensivo. Nos preguntamos por qué tenemos que aceptar que nos hayan vendido al mercado con el convencimiento de que ellas nunca serán prostituidas, ni sus hijas tampoco. Por qué tenemos que aceptar que solo nosotras, las mujeres trabajadoras cada vez más a precario (las que limpiamos sus casas, cuidamos de sus mayores… siempre con salarios de miseria) tenemos que ser negadas y silenciadas y aceptar de buen grado alquilar nuestros vientres, vender nuestros hijos y satisfacer las braguetas de sus preciados puteros a los que tanto dignifican y protegen en su derecho a la explotación. Cómo pueden ser tan cerriles y empeñarse en imponer un negocio embrutecedor y salvaje que ya nadie puede negar porque salta a titulares cada día.
Cualquier sociedad necesita valores políticos y sociales para poder convivir y éstos reflejan aquello que definimos como persona, su humanidad, dignidad y libertad. No hay ningún debate entre abolición y legalización o regulación de la prostitución, es imposible. Nuestra sociedad decidió hace poco más de cien años que no acepta la esclavitud, un sistema económico y social que nos expropia de todo, incluso nuestra propia humanidad. No podemos consentir que nos impongan el retroceso en los logros y consensos sociales en base a una posmodernidad indiferente y cínica colonizada por la estulticia hasta en su propio sentir, alienada en su falta de empatía. No podemos legislar en base a las preferencias individuales o los intereses de una industria que no crea ningún beneficio social y que atenta contra la propia sociedad. La prostitución es un sistema de explotación, violencia y esclavitud y como tal puede ser abordado, es un problema complejo, pero no imposible igual que la pobreza que la sustenta. El planteamiento abolicionista es tan revolucionario y necesario ahora como lo fue en el siglo XIX.
“Las mujeres abolicionistas no vamos a aceptar que nos impongan la mercantilización de nuestros cuerpos para la prostitución o el alquiler de vientres, sin pelear. Vamos a defender nuestra causa como posible y legítima. Vamos a defender nuestro derecho a no ser prostituidas y nuestro derecho a ser consideradas personas y ciudadanas en igualdad, pese a quien pese”. Es así que el feminismo, no puede sino rechazar la afirmación de que, el transexual perverso ecumenico patriarcado irreversible ambiguo sexual es el carácter imprescindible de la moral, ética y derecho de lo civilizado que, a diferencia del pasado ecuménico y dogmático bastante fuerte, hacía suponer que no tratan el mismo objeto al ejercer la mujer sometida y descalificada, otra función que satisfacer la irresoluble perversión y ambigüedad sexual del varón.
“Ciertos partidos que se dicen de izquierdas reproducen la misma dualidad entre sus cúpulas y dirigentes, elitistas e hipócritas en connivencia con el sistema prostituyente que nos dejan a la totalidad de las mujeres a los pies de los caballos, y unas bases ojipláticas que sienten como se les impone la desesperanza y suman su rabia a todas las que llevan acumuladas. Una vez implantado el sistema prostituyente como algo bueno y legítimo ninguna mujer quedará a salvo del mismo”. Pues, regular la prostitución, es nada más y nada menos que legitimar directamente y aceptar un modelo de relaciones asimétricas entre hombres y mujeres: sistema de subordinación y dominación de las mujeres, anulando la dura labor del feminismo de varios decenios, para mejorar la lucha contra la perversa ecuménica transexual civilización patriarcal irreversible ambigua sexual.
“Estas supuestas izquierdas que nunca fueron feministas y cuya misoginia siempre fue evidente han entrado en el movimiento feminista como un elefante en una cacharrería e intentan hacer del mismo su caladero de votos. Poco les importa el movimiento o su propia filosofía política, lo importante es el control y arrimar el ascua a su sardina”, pues legitimar la prostitución se convierte en un soporte más del control ecuménico patriarcal y de la sujeción sexual de las mujeres; efecto negativo sobre las mujeres y las niñas que están en la prostitución, y sobre el conjunto de las mujeres como grupo.
“La prostitución es un sistema de explotación, violencia y esclavitud y como tal puede ser abordado, es un problema complejo, pero no imposible igual que la pobreza que la sustenta. El planteamiento abolicionista es tan revolucionario y necesario ahora como lo fue en el siglo XIX”, pues la prostitución reafirma y consolida las definiciones perversas ecuménicas patriarcales sobre las mujeres, cuya función sería la de estar al servicio sexual de los hombres y así educar a nuestros hijos e hijas con mujeres tras los escaparates como mercancías como futuro laboral de nuestras hijas. El perverso ecuménico transexual patriarcado exige reglamentar la prostitución y así integrarla a la economía de mercado, siendo una alternativa aceptable para las mujeres: siendo ocioso remover las causas y las “costumbres” sociales que aceptan que las mujeres deben ser prostituidas, normalizando la prostitución para las pobres.
Mi Ciencia de lo femenino, Femeninologia, se halla sólidamente fundada en la observación de los hechos impuestos por la transexual perversa civilización patriarcal, que satisface su homosexualidad sádica sobre la mujer como mero objeto de uso, además no hemos de asombrarnos que Femeninologia pretende explicar los fenómenos psíquicos del perverso patriarcado: Una cultura cuya ética y moral hipócrita no admite la equiparación de más del 50% de la humanidad; la mujer.
El sentido y la verdad del feminismo (la mujer) es la derrota del varón; perverso irresoluble y ambiguo sexual.
Por Osvaldo Buscaya (Bya)
(Psicoanalítico)
Femeninologia (Ciencia de lo femenino)
Lo femenino es el camino
Buenos Aires
Argentina
31/01/2019