La estrategia de terror impulsada por Piñera solo añade más carbón a la hoguera.
Cuando un pueblo pierde el miedo es cuando los gobernantes –demócratas o no- deben empezar a reflexionar sobre las causas e iniciar un proceso de cambio. Todo lo contrario hacen los dictadores: refuerzan sus dispositivos de represión, siembran el terror entre los manifestantes, asesinan, torturan y violan como modo de dejar bien establecido su poder y, finalmente, terminan por transformarse en aquello que eran desde un principio detrás de la máscara de la democracia y la institucionalidad.
Esto ha sucedido con el régimen neoliberal de Chile, un sistema impuesto desde el corazón del imperio y el cual ha dejado en la miseria a millones de seres humanos alrededor del mundo.
La juventud chilena, con una trasgresión transformada en símbolo –la evasión del pago del Metro de Santiago- rompió los diques de una sociedad que se ha visto arrinconada tras decenios de abuso y marginación, empobrecimiento de sus capas medias, pauperismo en sus segmentos más pobres y el enriquecimiento ilícito –aunque legalizado- de un mínimo porcentaje de privilegiados que observan desde sus trincheras económicas cómo se hunde el país. Esa juventud, que no vivió la dictadura en carne propia, comprendió bien que la subordinación a un sistema depredador e injusto no es la vía para acceder a un futuro de bienestar y desarrollo.
Lo sucedido desde entonces, ya es historia y ha provocado una avalancha de reacciones a nivel mundial: millones de personas se congregan en inmensas manifestaciones exigiendo, por fin, el cambio necesario. Entre otras demandas, además de la renuncia del presidente y sus ministros, exige una nueva constitución para derogar los lineamientos impuestos por la dictadura, y cambios sustanciales en la administración pública, entre otros: los servicios de salud; el sistema de pensiones; el acceso al agua; al mar; la nacionalización de recursos nacionales que hoy alimentan fortunas privadas; la educación pública y, por encima de todo, la erradicación de toda clase de violencia ejercida desde el Estado contra la población.
Los muertos y heridos como consecuencia de la represión militar y de carabineros habla claro sobre el miedo del gobernante y sus huestes económicas. Temen perder los privilegios mal habidos y demuestran tal pánico a la fuerza popular que han traspasado todos los límites, convirtiendo al país en un campo de batalla en donde predominan el abuso y la violencia estatal. La presión hacia los medios de comunicación afines al régimen es solo una de sus tácticas más perversas, también han intentado satanizar las protestas iniciando una serie de ataques planificados por sus cuerpos uniformados, con el propósito de instalar una imagen de terrorismo; han acusado a otros países de haberse infiltrado provocando el conflicto, han criminalizado a la juventud y han implementado toda clase de mecanismos fascistas, como las violaciones sexuales, la tortura y los ataques armados directos contra manifestantes desarmados y pacíficos.
El Estado chileno bajo el mando del presidente Piñera está cometiendo un crimen, pero un crimen imperfecto. La máscara les ha quedado pequeña y hoy, gracias a quienes han documentado los detalles de los ataques de carabineros y militares y también a las declaraciones de algunos funcionarios que han comenzado a revelar detalles sobre las ilegalidades cometidas por las autoridades, ya la pobre reputación del gobierno de Chile se revela de cuerpo entero.
Chile ha dejado de ser ejemplo para el mundo; hoy se conoce en detalle y a todo color de qué males padece el sistema dorado de su neoliberalismo.
“El crimen imperfecto”, en los discursos de la gestión gubernativa del transexual ecuménico perverso patriarcado, presentan un claro cuadro sintomático muy variable, donde se evidencia la sintomatología narcisista y el esfuerzo como tentativa de restablecerse en la realidad, que en ocasiones se asemejan a lo histérico – obsesivo, pero lo único que de ellos logran aprehender es una sombra: Esto es, las imágenes verbales que les corresponden: Las afecciones narcisistas y las psicosis con ellas ligadas que, no manifestarán su secreto, sino a observadores entrenados sobre la gestión gubernativa en su discursiva megalómano-maniática, manía persecutoria, etc.
“El crimen imperfecto”, es la gestión gubernativa, que se cree “perseguida” por la oposición, deduciendo de la misma la conclusión de ser un “personaje importante”, deducción que da origen a su manía de grandezas y persecutoria incluidos los de su propia “tropa”: En la ambivalencia o la existencia de, en una misma persona o grupo, de sentimientos opuestos amistosos y hostiles, con relación a otro o al grupo.
“El crimen imperfecto”, es la ubicación privilegiada de los “funcionarios locos temibles” que, no los condiciona en la situación del “común”, que con esa “idéntica” perturbación, conflictos de subsistencia, etc., son derivados al “sistema organizado de salud mental”: Otra podría haber sido la historia si el “liderazgo” autoritario de los “funcionarios locos temibles” que derivó en el holocausto, cuya finalidad era preservar la “calidad de la raza”, hubiese recalado en el “sistema organizado de salud mental”.
“El crimen imperfecto”, es la gestión gubernamental inaccesible a la acción de los argumentos lógicos y de la experiencia real, por su relación con los elementos inconscientes representados y mantenidos por el delirio o por la obsesión, no obstante ser cuadros que difieren entre si desde los puntos de vista tópico y dinámico.
“El crimen imperfecto”, son las formas periódicas y cíclicas maniacas, que permiten llegar al conocimiento de la composición de nuestros “representantes” y al de las instancias que lo constituyen, conocimiento en el que debemos basar el “fundamentalismo” de las gestiones gubernativas desde la izquierda a la derecha en sus variadas ideologías, que obedecen al propósito de restablecer aquella autosatisfacción que era inherente al narcisismo primario infantil y que tantas perturbaciones y contrariedades ha experimentado después: Así desarrollamos en lo precedente, las condiciones esenciales de la metodología de la transexual ecuménica perversa civilización patriarcal, que actúa con los debidos matices desde oriente a occidente y en el transcurso milenario de la gestión gubernativa.
Por eso el sentido y la verdad del feminismo (la mujer) es absolutamente la derrota del varón; perverso irresoluble y ambiguo sexual.
Mi Femeninologia Ciencia de lo femenino es la serie de configuraciones que con mi conciencia voy recorriendo constituyendo, más bien, la historia que desarrollo en la formación de mi conceptualización. Es decir, una suerte de escepticismo consumado, que en realidad sería, el propósito de no rendirme, a la autoridad de los pensamientos de otro, sino de examinarlo todo por mí mismo ajustándome a mi propia convicción; o mejor aún, producirlo todo por mí mismo y considerar como verdadero tan solo lo que yo hago.
*Hoy, como ese infante entre los 4 a 5 años adaptando mi pensar en la realidad, interpretando mi actividad onírica . . .
Por Osvaldo Buscaya (Bya)
(Psicoanalítico)
Femeninologia (Ciencia de lo femenino)
Lo femenino es el camino
Buenos Aires
Argentin
09/11/2019