La conocida como «artista de la luz», la arquitecta y diseñadora Nanda Vigo, fallecía a los 83 años en Milán, la ciudad que la vio nacer en 1936. Su carrera comenzaba los años 60, y fue cercana a destacados artistas italianos como Lucio Fontana o Piero Manzoni, con los que colaboró estrechamente. Formada en Suiza y Arizona, Vigo se interesó por la luz en todas su facetas como creadora, buscando capturar la inmaterialidad de la misma en obras muy diversas, utilizando algunos materiales de manera recurrentes, como el tul, el espejo o el neón.

Tristemente, como ocurre con otras mujeres como Vigo, su nombre es apenas conocido y su muerte ha pasado desapercibida para un sistema del arte que, con frecuencia, ha tendido más a apartar a las mujeres que a reconocer su aportación. Esta invisibilidad resulta paradójica si tenemos en cuenta que en 2014 el Museo Guggenheim de Nueva York le dedicó una retrospectiva, o el año pasado lo hacía también el Palazzo Reale de Milán; en esta última volvía a combinar geometrías de neón con materiales reflectantes y «amplificadores de luz» .
Vigo fallecía el pasado sábado 16 de mayo a los 83 años. Nos deja su trabajo y su memoria plasmadas en esa luz que tanto le fascinaba.
